02
Ene
10

OMAR KHAYYÁN Y EL ABSURDO DE EXISTIR


OMAR KHAYYÁN Y EL ABSURDO DE EXISTIR
(Por Gina Martínez-Vargas Araníbar)

Durante siglos el hombre se interrogó sobre cuestiones que aún en nuestros días no han sido resueltas. Estos asuntos trascendentes, seguirán de seguro, siendo motivo de honda reflexión en la vida del hombre. Nadie ha logrado responder tres puntos básicos: quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Es muy posible que ciertos teólogos hayan intentado dar luces sobre estas interrogantes vitales del hombre, pero siempre las respuestas se han circunscrito a los diferentes cultos y religiones, razón por la que el hombre ha tenido la necesidad de aferrarse a alguna de estas teorías religiosas y particulares, sin llegar jamás a descubrir la respuesta cósmica y trascendental de la vida.

Omar Khayyán, iraní nacido en Nasipur en el año 1040, tampoco llegó a saber esta gran verdad sobre el hombre y es justamente por ello, que a pesar de los siglos, el tiempo y la distancia, podemos sentirlo en nuestro palpitar y repetirnos en sus interrogantes. Pero, cuando el hombre es porque sí y ninguna otra preocupación que la cotidiana, perturba su ser en lo más profundo, es cuando ello puede ser motivo de preocupación, pues a diferencia de un simple y pequeño gusano de tierra, estúpido acéfalo, el hombre se ganó el lugar primero en la evolución de las especies más complejas y desarrolladas, por su capacidad pensante. Cuando en la vida de un hombre, como la del gran poeta Omar Khayyán, la existencia es una razón por resolver y una serie de motivos por descubrir, se está frente al pro-hombre, al hombre cósmico y universal que vá en pos de las causas últimas y primeras del enigma de todos los tiempos: la vida, Dios, el hombre.

Este eximio poeta, tomó como punto de partida para su obra “Las Rubaiatas”, cuestiones primordiales como, la tristeza de haber nacido, lo efímero de la vida, con el aniquilamiento final de todo y nuestro ineludible sometimiento al destino que es la vida. Temas que son un leit motif, entre las muchas y profundas reflexiones que se plantea. Su obra, marcada de una gran filosofía existencial, está llena de matices profundos y enriquecedores.

Exegetas como Haskell Dole y Heron-Allen que han analizado al poeta, no han logrado definir si éste fue cabalmente un hedonista o un místico, lo cierto es que la estela fulgurante de Khayyán, es contrariamente a lo que pensara el poeta, imperecedera; aún nos puede esclarecer esos sombríos y pesarosos pensamientos, en la hora mágica de nuestra reflexión, junto a una copa de vino, como solía hacerlo el poeta antes de cada verso.

Habrá quienes tachen a Khayyán de procaz y blasfemo, otros de epigramático y controvertido, pero quien no ha interrogado a Dios alguna vez, quien no le ha dirigido un “por qué” en el dolor o quien no se ha sentido ridículo ante interrogantes sin respuesta. Se puede advertir en Omar Khayyán, un hombre a veces vencido por la desesperanza y la incertidumbre, otras mordaz, indómito y humano.

Para el poeta, el hecho de jamás haber venido al mundo hubiese sido mejor y a menudo se interroga sobre este punto. En su poema, Rub. 74 dice:

Más feliz aún
Y más tranquilo viviría
Aquél cuya madre no lo ha parido
Aquel que no ha nacido.

En un fragmento de su Rub.2 se refiere al destino del vivir y el morir, en la que describe con amargura:

En el pasado,
Jugábamos despreocupadamente
en las candilejas de la vida

Hoy seremos llevados,
unos tras otros
en el féretro de la nada.

Aborda sobre el mismo punto en su Rub. 11, 18, 23, 161.

Es Khayyán, indudablemente un poeta que trasluce una obra netamente existencialista y cósmica, tiene ese sentido gravitante del hombre en la búsqueda de sí mismo y de su razón de ser en la vida. Su expresión profundamente existencialista está contenida en su Rub. 18, es sin duda el eco de cuanto nos hubiesen dicho figuras como Heine, Goethe y Kierkegäard en el momento de debatir sobre el sentido del hombre en el mundo.

Arrojado a este mundo,
por sus caminos andamos perplejos,
desconcertados y aturdidos,
deshechos en la mayor confusión:

Nos han traído a la existencia
contrariando nuestro libre albredrío…
Igualmente forzados
partimos,
sin que, para eso
hayan pedido
nuestro consentimiento.

En fin,
no comprendemos
ni el porque del viaje,
ni la razón de la próxima partida…

¡He aquí un amargo razonamiento sobre la existencia!.
Hay en este sensible poeta un deje de desamparo y soledad; empero, la mujer y el amor carnal, no se constituyeron en estro en su obra. Aunque se sabe que no tuvo hijos y jamás se casó, tuvo una sola compañera fiel inseparable: una botella de vino, constante y leal confidente del vate. En ella halló un único consuelo a su ya irremediable desdicha de existir y vislumbrar con innata clarividencia el destino del hombre. En un fragmento de su Rub. 58, expresa:

La vida,
yo no la soportaría
si no existiera el vino
agrio, rosado y límpido.

Así prosigue el poeta loando el éxtasis de la dulce embriaguez que le prodiga el vino, color del rubí, en sus Rub. 71, 149, 150 y otras.

Al evocar a este egregio personaje, hay una voz que me dice desde muy dentro: “poeta Khayyán, estas en mi y aunque hoy seas polvo y yo lo sea mañana, estas en mis pensamientos hoy, como estuve en los tuyos ayer; ya ni el tiempo inextricable, ni el vacío del espacio insondable, nos separarán jamás, porque eres hombre y soy humana”.

 15 de febrero, 2008
Safe Creative #1104048894382


0 Respuestas to “OMAR KHAYYÁN Y EL ABSURDO DE EXISTIR”



  1. Deja un comentario

Deja un comentario


VISITANTES

Free Hit Counter

ARCHIVOS

PÁGINAS LITERARIAS

Posts Más Vistos

enero 2010
L M X J V S D
 123
45678910
11121314151617
18192021222324
25262728293031

PREMIO ESTRELLA PARA EL BLOG

Por su aporte al Arte y a la Literartura. Entregado por las Chicas del Club de la Buena Estrella 2010.¡Gracias Chicas!.